miércoles, 5 de noviembre de 2014

PEDAGOGÍA LIBERTARIA

Paulo Freire y su relación con la pedagogía libertaria

Paulo Freire (1921-1997), pedagogo e influyente teórico de una educación liberadora, publicó su primero libro en 1967, La educación como práctica de libertad, al que siguió el año siguiente Pedagogía del oprimido. Vamos a echar un vistazo a sus ideas liberadoras en educación y su estrecha relación con las propuestas libertarias. Puede decirse que desde que el hombre observa el mundo que le rodea, y le otorga un significado racional, cognitivo y simbólico, trata de formar su propia realidad; así, acaba tomando una falsa conciencia de la realidad y queriendo dominar todo lo que contempla: la naturaleza, los animales, incluso a la mujer y a todo ser humano análogo a él... 

Tal y como se ha formulado desde una óptica libertaria, las ideas de Freire pueden resumirse en los siguientes puntos:
1. Una educación que, liberada de todos los rasgos alienantes, constituya una fuerza posibilitadora del cambio y sea impulso de libertad.
2. Despertar la conciencia histórica de las masas para realizar un análisis holístico de su realidad particular. En medida de poseer conciencia histórica, serán libres de toda dominación impuesta.
3. Educación social y humanística. Dicha tarea de educar, será auténticamente humanista en la medida en que se procure la integración del individuo a su realidad comunitaria, ya que no existe educación sin sociedad humana y no existe hombre fuera de ella.
4. Debe dejarse a un lado la concepción en el estudio social al investigador fuera del contexto que estudia; primeramente, el hombre no sólo está en el mundo sino con el mundo y, segundo, se debe respetar al hombre como persona, dejando atrás el pensamiento hombre-objeto por hombre-sujeto.
5. El hombre debe existir en el tiempo y debe luchar para la no acomodación, es decir, para la humanización, participando en las épocas históricas, creando, recreando y deduciendo. La actitud crítica, es el único medio por el cual el hombre se integrará en su época.
6. Debe proveer al educando de los instrumentos necesarios para resistir los poderes del desarraigo frente a una civilización industrial que se encuentra ampliamente armada como para provocarlo. Hay que enseñar a los hombres educación: oyendo, preguntando e investigando.
7. Debe estar vinculada a los problemas sociales que presenta la comunidad donde habita. Debe estudiar los fenómenos, problematizar la naturaleza y establecer los nexos causales de la misma para aportar soluciones contextualizadas y pertinentes.
8. Debe ser liberadora y autónoma, humanizando procesos y acabando con el academicismo, madre de reglas inoperantes que restringen la creatividad del sujeto.
9. En esa misma línea de abolición de dichas reglas inoperantes academicistas, se debe abrir y flexibilizar aquellas normas que limiten al ser en su pleno desarrollo, así como la abolición de todo mecanismo que ejerza poder para que quede aislada de todo organismo político-partidista, religioso o empresarial, ejerciendo así el verdadero laicismo y pluriculturalidad.
10. Así, sería la sociedad misma a través de la autogestión y el cooperativismo, quien tome y apoye a la educación en sus manos. Se habla entonces de una sociedad escolarizadora, una sociedad con conciencia que sirva de apoyo a la nueva comunidad de docentes. Una sociedad que, paralelamente a la escuela, estará en construcción; donde no sólo el educando aprenda, sino que en cooperación y en ambiente cooperativo el educando, el docente y la sociedad misma se nutran en el proceso y lleguemos paralelamente, todos, a ese estadio de desarrollo humano que tanto aspiramos.

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